EL ROL DEL MUSEO EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD NACIONAL MODERNA
- Juan Pablo Martinez
- 12 feb 2015
- 3 Min. de lectura
Publicado el 2015/02/12 por AGN
«Me es muy grato remitir el “Acso” o manto de la esposa de Atahualpa que he podido conseguir como monumento de antigüedad digno del Museo de la Capital de Colombia, y mucho más digno después que las tropas de nuestra patria han vengado la sangre de los inocentes Incas libertado su antiguo imperio» Antonio José de Sucre (12 de septiembre de 1825). Este fragmento de la carta que uno de los próceres de la independencia americana envía al Museo Nacional de Colombia, puede servirnos como excusa para reflexionar sobre el origen de los Museos, pero sobre todo sobre su responsabilidad social y su futuro. Como se verá más adelante, aquí en realidad no incumbe el objeto, este bien pudo ser histórico, una muestra geológica o una taxidermia de un gabinete de historia natural; lo que en realidad interesa, es cómo este objeto se inserta en el discurso cultural con su ingreso al Museo.
En la cita del Mariscal Sucre se puede analizar las dos funciones u objetivos primarios con los que se fundó el Museo moderno: La formación de lo nacional y la “monumentación”. Sucre habla de la acción libertaria de la nueva república y la reivindicación del imperio Inca; en esta época de cambios fueron los independentistas criollos quienes debieron forjar el concepto de nación pese a no tratarse de una burguesía madura como la que lideró este proceso en Europa o los Estados Unidos. El Museo Nacional de Colombia se crea un año antes de la llegada de este Acso, con una intención similar a la de los demás museos nacionales, esto es, permitir que las nuevas naciones puedan crear mitos de origen, en palabras de promover el surgimiento de nuevos sujetos políticos y transformar la población en un recurso útil al Estado; tenían por tanto el doble oficio de narrar la nación y de educar a las poblaciones en los nuevos deberes gubernamentales. (Rodríguez,1998).
Cuando Sucre señala que la pieza enviada es un monumento de antigüedad digno del museo de la capital de Colombia, la segunda función, la de “monumentación” queda claramente explícita, siendo quizá este tema el más importante en la historia del arte y de los museos. Los museos han evolucionado desde colecciones temáticas dispersas en la época pre moderna, pasando a los museos nacionales modernos hasta llegar a los museos temáticos hipertextuales contemporáneos. Sin embargo, algo no ha cambiado: debido al inmenso universo de objetos susceptibles de musealización, el archivador y el curador, deben decidir qué debe ingresar a la colección para ser conservado y lo más complejo la selección de las piezas que merecen ser expuestas. En este espacio actúa el mayor poder de un museo; su capacidad de “monumentación museal” a la que Lyotard se refiere como el hecho de que una pieza cualquiera así sea mínima o trivial desde que es introducida en un museo, con su etiqueta de identificación, se transforma en monumento.
Es evidente que el museo cumplió, por tanto, una función oficial preeminente en la modernidad; pues junto a la universidad, permitieron institucionalizar el conocimiento y en consecuencia controlarlo por parte del estado y las élites intelectuales. Sin embargo en una nueva época, dominada por la comunicación, todas las estructuras han perdido su linealidad y los museos deben repensar su función social desde una perspectiva comunicacional y educativa.
Fotografía tomada de:
http://simco.museoscolombianos.gov.co/Directorio/DetalleObjetoColeccion/38473
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