S.O.S, vida silvestre
- Juan Pablo Martinez
- 5 mar 2015
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“Tomar en serio los delitos contra la vida silvestre significa obtener el apoyo de todos los sectores de la sociedad que intervienen en la elaboración y el consumo de productos derivados de la fauna y flora silvestres, muy utilizados como medicinas, alimentos, material de construcción, mobiliario, cosméticos, prendas de vestir y accesorios” esas son las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon en su mensaje por la celebración este 3 de marzo del día mundial de la vida Silvestre. Se celebra por segundo año, desde que el 20 de diciembre de 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar el 3 de marzo, el mismo día de la adopción de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), como el Día Mundial de la Vida Silvestre. Las Naciones Unidas reconocen que el tráfico ilegal de vida silvestre es un negocio lucrativo, al nivel del tráfico de drogas, armas o personas, y por tanto, incluye redes transnacionales bien estructuradas, peligrosas y difíciles de combatir; por eso se hace un llamado a la comunidad internacional a tratar de detener el tráfico. Estas redes también constituyen un peligro para la institucionalidad de muchos países, pues sus prácticas se apoyan en la corrupción y la violencia, y se ven facilitados por una gobernanza debilitada en muchos de los territorios de donde se obtienen los especímenes para el tráfico. El mismo Ban Ki-moon señala que el tráfico representa una amenaza para la seguridad nacional, pues “degrada los ecosistemas y constituye un obstáculo importante para los esfuerzos de las comunidades rurales y los pueblos indígenas que luchan por gestionar de manera sostenible sus recursos naturales”.
Con la adopción de CITES, la comunidad internacional busca regular el comercio transfronterizo de especímenes (vivos o muertos, lo cual incluye partes y productos derivados) provenientes de la vida silvestre. La convención para esto establece tres apéndices según el estado de conservación de las especies y como el tráfico afecta su supervivencia. Así las especies incluidas en el apéndice 1, solo pueden ser comercializadas si han sido obtenidas en cautiverio, de manera legal y con autorización y seguimiento de la contraparte nacional de la convención. El comercio es común en toda la región, y es una problemática particularmente en países como Brasil, Paraguay y Bolivia. En Colombia, existe un lucrativo comercio, con alrededor de 58.000 animales rescatados en el país cada año.
En nuestro país debido a la diversidad de especies la situación es muy complicada. Entre 2003 y 2013 el Ministerio del Ambiente rescató cerca de 8000 animales de los traficantes. Es difícil conocer el número real de animales y plantas sacados del medio natural para ser comercializados. Es importante considerar además que si bien existe un esfuerzo por controlar el comercio internacional, el comercio al interior de los países es aun más complicado de controlar. Las Naciones Unidas invitan a las empresas y a la población de todos los países, a desempeñar una función importante, por ejemplo, negándose a comprar o a subastar marfil o cuernos de rinoceronte ilegales, e insistiendo en que los productos de los océanos y selvas tropicales del mundo tengan un origen legal y se hayan obtenido de forma sostenible. El Secretario General de las Naciones Unidas hace un llamado urgente a tomar en serio estos delitos y que proveedores y gobiernos traten los delitos contra la fauna y flora silvestres como una amenaza para la sostenibilidad de nuestro futuro.
Publicado el 2015/03/05 por AGN
http://www.elmercurio.com.ec/470172-s-o-s-vida-silvestre/#.VPh9Wvl5O3g