Pequeños museos, grandes herramientas educativas
- Juan Pablo Martinez
- 19 feb 2015
- 3 Min. de lectura

Uno de los principales errores de la elitización y el uso del metalenguaje de la ciencia o el arte en los museos, fue el excluir a la población de los procesos de formación de la identidad a partir del museo. Los objetos en cuanto monumentos son válidos en tanto representen sus funciones y a quienes los crearon y utilizaron en el ámbito de los Museos de Historia Natural, las piezas pierden absoluta validez si no tienen información de su contexto ecológico.
Aquí se genera la primera interrogación conceptual de un Museo, ¿Debe monumental los objetos o, debe en una perspectiva con textualista, buscar presentarlos -in vivo? Por definición, la monumentacíón es un tipo de representación que no consigue ser fiel, pues -nada de lo que está colgado y expuesto en el museo sigue siendo contemporáneo de la mirada, así esta sea contemporánea en su cronología (Lyotard, 2003). La presentación contextual al contrario pretende que los objetos no salgan del contexto en el que tuvieron su acción. Esta opción pos moderna pretende orientar el orden del discurso por las relaciones reales entre los objetos en lugar de monumentar los objetos por su posición relativa en una colección. Esto pretende darnos la esperanza de que la sociedad de los media es un lugar en donde se abre un camino de emancipación a cuya base misma están, más bien, la oscilación, la pluralidad, y, en definitiva, la erosión del propio principio de realidad (Gianni, 1990). Para García-Canclini la contextualización pedagógica genera una reformulación comunicacional que acaba con los metalenguajes, los monopolios de los especialistas, acercando a los neófitos a la ciencia o el arte. Se teme, sin embargo, que una excesiva contextualización afecte la relación entre el espectador y el objeto, esto conduciría a «reducir el objeto al contexto, y lo formal a lo funcional» (García-Canclini, 1989). O como aterrorizado augurará Gombrich 1981): Se ha desacralizado el santuario, se sustituye la peregrinación por la excursión turística, el objeto por el souvenir y la exposición por el show.
La segunda pregunta debería ser ¿Los museos deben especializarse o seguir siendo grandes museos de identidad nacional? En una época de globalización y transnacionalización, los límites de lo local, lo nacional o lo «popular» se borran y se acercan cada vez más a lo global y lo «culto». La experiencia del museo puede ser trascendente para un sujeto como señala Gianni, debido a que, cada uno de nosotros, al madurar, restringe sus propios horizontes de vida, se especializa, se ciñe a una esfera determinada de afectos, intereses y conocimientos y esta experiencia nos hace vivir otros mundos posibles, y, así haciéndolo, muestra también la contingencia, relatividad, y no definitividad del mundo “real” al que nos hemos circunscrito. Las respuestas a estas interrogantes requieren discusión, investigación y desarrollo; sin embargo, nos demuestran que a futuro los pequeños museos tendrán cada vez un papel más importante en el contexto de la cultura y la educación. Por su adaptabilidad a los cambios tecnológicos y una serie de ventajas. Los pequeños museos por su estructura pueden adaptarse más rápido a las necesidades de nuevos públicos objetivo, pero sobre todo pueden “re-cautivar” a un público reacio a los grandes museos con discursos ajenos a sus expectativas. En el caso de los museos, el tamaño si puede ser importante, según Lévi-Strauss: “La virtud intrínseca del modelo reducido es que compensa la renuncia de las dimensiones sensibles con la adquisición de dimensiones inteligibles”.
Publicado en Diario El Mercurio
Publicado el 2015/02/19 por AGN
http://www.elmercurio.com.ec/468432-pequenos-museos-grandes-herramientas/#.VOZV0uaG91Y