Desastres humanitarios
- @juanpmm
- 16 abr 2015
- 3 Min. de lectura

En el mundo se pierden 100 billones de dólares cada año debido a los efectos de desastres naturales. Sin embargo, esa cifra no considera los valores adicionales en ayuda humanitaria que se deben invertir para afrontar esas crisis. En la actualidad, en el planeta existen graves crisis humanitarias debidas a las guerras y los desplazamientos forzados de millones de personas que huyen de los conflictos; pero por otro lado existe un crecimiento acelerado de la ayuda humanitaria que debe destinarse a la atención de desastres. Para el próximo año, las Naciones Unidas han previsto la primera Cumbre Mundial Humanitaria, que reunirá a gobiernos, organizaciones humanitarias, personas afectadas por las crisis humanitarias y el sector privado para proponer soluciones a los desafíos más urgentes y establecer prioridades para el futuro. En esta cumbre se analizarán cuatro temas centrales: 1) eficacia humanitaria; 2) la reducción de la vulnerabilidad y la gestión del riesgo; 3) la transformación a través de la innovación; y 4) necesidades de las personas en conflicto.
El número de personas afectadas por las crisis humanitarias casi se ha duplicado en la última década, tiempo durante el cual el coste global de la ayuda humanitaria se multiplico al triple. Los problemas mundiales, como los efectos del cambio climático, degradación del medio ambiente, escasez de alimentos, crecimiento acelerado de la población y la urbanización no planificada; están contribuyendo a aumentar la vulnerabilidad a la crisis. Esto a su vez, podría conducir al continuo aumento de las necesidades humanitarias. En las últimas semanas hemos sido testigos de varias crisis en el país y el continente, en zonas particularmente secas de la provincia de Loja o el norte de Chile, hemos visto verdaderas tragedias que han cobrado muchas vidas humanas. Lo que tienen en común, casi todos estos acontecimientos, son una inadecuada planificación y asentamientos humanos en zonas de alto riesgo impulsados por la pobreza y la escasez de vivienda digna y segura. Nuestra incapacidad como especie para percibir de manera adecuada el tiempo, hace que no podamos ser conscientes, por ejemplo, de los períodos de retorno de inundación de los ríos, lo cual sumado a la disminución de las capacidades naturales de control por la pérdida de cobertura vegetal, la modificación de los cauces y llanuras de inundación hace que cada día seamos más vulnerables a los desastres.
En nuestra costa, todos los días podemos ver cómo se urbanizan lechos secos de ríos estacionales, rellenos y áreas de manglar en los esteros y otras zonas que de manera natural son propensas a inundaciones. Y la situación a nivel global es aún más preocupante, para 2060, 192 millones de personas vivirán en las llanuras aluviales costeras urbanas de África y Asia, en comparación con 30 millones en la actualidad. El mayor problema que debemos enfrentar es la percepción de que, la gestión de riesgo de desastres, sigue siendo principalmente una cuestión humanitaria y no un concepto de desarrollo. La prioridad está en aumentar la resiliencia tanto a crisis recurrentes y predecibles, y especialmente a las incertidumbres del futuro. La prevención involucra un amplio espectro de acciones que van desde una adecuada planificación territorial, la educación y la inversión en infraestructuras y reubicación de personas en riesgo. En el Ecuador, según datos de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, por cada dólar invertido en prevención se ha logrado un ahorro de US$ 9,50 en pérdidas y atención a desastres.
Publicado el 2015/04/16 por Diario El Mercurio
http://www.elmercurio.com.ec/475574-desastres-humanitarios/#.VTA2a9yG91Y